Al hablar de esgrima no nos estamos refiriendo precisamente a un deporte de masas, por lo que la mayoría de los padres no lo contemplan habitualmente como una de las opciones barajadas para las actividades extraescolares de sus hijos.

Considerado como el ajedrez en movimiento, la esgrima es un deporte de combate en el que se usa la destreza y la inteligencia. No se trata de golpear al rival, ni derribarlo. Se trata simplemente de tocarlo sin ser tocado.

Eligiendo esta disciplina deportiva para tus hijos, estás escogiendo un deporte muy completo a nivel físico que enseña valores fundamentales a los pequeños, además de ayudar en el desarrollo de su personalidad.

Cualquier niño puede practicarlo, no es necesario poseer actitudes específicas. No sin motivo, es el único deporte de combate sin categorías de peso. Está recomendado tanto para niños impulsivos como tímidos. A los más impetuosos les ayudará a contenerse y a pensar en las consecuencias de sus actos. Y es que como decía hace unos años un anuncio en el que aparecía Carl Lewis con tacones: “La potencia sin control no sirve de nada”. No siempre tocará antes el más fuerte o rápido, ejecutar las acciones en el momento y forma adecuada es primordial. Hay que tener paciencia, esperar el momento propicio y no precipitarse. La observación y el estudio del contrario permitirá prever y anticipar sus reacciones. En aquellos niños más introvertidos, el deporte los introducirá en la sociedad, ayudándoles a superar la timidez y a relacionarse con el resto del grupo. Deportivamente, la esgrima les pondrá en situaciones en las que se verán obligados a tomar la iniciativa, a arriesgarse y enfrentarse a los problemas que otros planteen.